http://dx.doi.org/10.24016/2018.v4n1.83

ARTÍCULOS ORIGINALES

 

 

Normas y Creencias de la Permanencia Relacional: Diseño y Validación de una Medida

 

Rules and Beliefs of Relationship Permanence: Design and Validation of a Measure

 

 

Alejandra Elizabeth Pérez Pérez 1 * y Rozzana Sánchez Aragón 1 **

 

1 Universidad Nacional Autónoma de México, México.

 

* Correspondencia: eliza_24a@hotmail.com

**Correspondencia: rozzara@unam.mx

 

Recibido: 18 de septiembre de 2017
Revisado:
15 de noviembre de 2017
Aceptado:
26 de noviembre de 2017
Publicado Online: 30 de diciembre de 2017

 

CITARLO COMO:

Pérez-Pérez, A. & Sánchez-Aragón, R. (2018). Normas y Creencias de la Permanencia Relacional: Diseño y Validación de una Medida. Interacciones, 4(1), 31-42. http://dx.doi.org/10.24016/2018.v4n1.83

 


RESUMEN

Con base en los postulados por Díaz Guerrero (2003) acerca de las creencias, normas y valores que gobiernan los sentimientos, pensamientos y conductas involucrados en el desarollo, mantenimiento y disolución de las relaciones de pareja (Díaz Loving, & Sánchez Aragón, 1998), el propósito de este estudio fue evaluar las premisas histórico socio- culturales respecto a la permanencia relacional. Para cumplir con el objetivo se elaboró un instrumento a través de dos estudios: 1) exploratorio, se aplicó un cuestionario de preguntas abiertas a una muestra de 200 personas de la Ciudad de México. 2) A partir de las respuestas proporcionadas por los participantes se diseñó una medida con formato de respuesta tipo Likert y se aplicó a 334 adultos. Siguiendo el orden establecido en el procedimiento propuesto por Reyes Lagunes y García y Barragán (2008), la escala se conformó por 32 reactivos agrupados en cinco factores: Relación ideal, Tradición, Lealtad, Interacción satisfactoria y Coincidir, que explican  en conjunto el 69.88% de la varianza total, y un coeficiente Alpha de Cronbach de .81. Los hallazgos coinciden con los fundamentos de las diferentes perspectivas teóricas del estudio de la permanencia relacional y engloban aspectos culturales particulares al contexto de la socio-cultura mexicana, los resultados se discutirán en este sentido.

PALABRAS CLAVE

Cultura; Relaciones Interpersonales; Medición; Mantenimiento; Conceptualización.

ABSTRACT

Based on the perspective of Diaz-Guerrero (2003) concerning beliefs, norms, and values that control feelings, thoughts, and behaviors involved in the development, maintenance and dissolution of couple relationships, the study was conducted to assess the historical socio-cultural premises regarding to relational permanence in such relationships. To address this goal pair of studies was designed: 1) an exploratory study where 200 participants from Mexico City answered an open ended question. Based on the answers to the first study, an objective instrument with a Likert format was designed and administered to a sample of 334 adults. Following the procedure proposed by Reyes Lagunes & García y Barragán (2008), the scale consists of 32 grouped into five factors: Ideal relationship, Tradition thoughts, Loyalty, Satisfactory interaction and Coincide, these factors explained 69.88% of the total variance and have a .81 Cronbach’s Alpha Coefficient. The findings coincide with the foundations of the different theoretical perspectives of the study of relational permanence and included cultural aspects particular to the context of Mexican socio-culture, the findings and implications for future research are discussed in this way.

KEY WORDS

Culture; Interpersonal Relations; Measurement; Maintenance; Conceptualization.


 

La cultura es fundamental en el estudio del comportamiento individual o grupal, ha sido definida a menudo como el patrón integrado de significados, creencias, normas, símbolos y valores que los individuos mantienen dentro de una sociedad, pero que son diferentes para cada individuo y comunicadas de generación en generación (Matsumoto, 2006). Esto funciona de tal forma que  al darse la interacción entre el individuo y su mundo exterior inmediato, se genera un proceso “formador” de rasgos, formas de pensar y comportamientos congruentes entre sí, lo que conforma así la construcción que el individuo hace de la realidad la cual a su vez está inmersa por la sociedad y afectada por la cultura (García Campos, 2008).  Así, el resultado subsecuente de dicho proceso es la interiorización de normas, valores y creencias con las características propias del individuo (e.g., personalidad) resultarán en los comportamientos con los que la persona enfrentará las demandas de su realidad (Díaz Loving, 1999; García Campos, 2008).

Aunado a lo anterior, las investigaciones sugieren que conforme los individuos crecen, adquieren y retienen más información y tienen mayor diversidad de creencias; así mismo, entre mayor educación formal, más creencias y actitudes modernas, siendo los más alfabetizados los que perciben los cambios sociales más rápido y redefinen sus creencias con mayor facilidad (Díaz Guerrero, 1976; Inkeles, 1977). Debido a esto, se puede hablar de socio-cultura, concepto propuesto por Díaz Guerrero (2003) que hace referencia al conjunto de premisas interrelacionadas, donde convergen las intenciones de la sociedad y la cultura.

Particularmente, la cultura mexicana favorece la conexión y las relaciones comunales. Las personas se ven a sí mismas como parte de uno o más colectivos (familia, equipo de trabajo, tribu, nación), están principalmente motivadas por las normas y obligaciones impuestas por esos grupos, por lo que  fomentan el desarrollo de individuos interdependientes y con motivación hacia el cumplimiento de las metas grupales, pues éstas son prioritarias a las personales (Frías Cárdenas, Díaz Loving, & Shaver, 2012). Para la evaluación de la cultura tradicional en México, Díaz Guerrero (1963; 1997; 2003) establece la noción de Premisas Histórico Socio-Culturales (PHSC’s) que son definidas como “las unidades esenciales de la realidad interpersonal” (Díaz Guerrero, 1994,  p. 64), ya que son los referentes más comprensibles, válidos y particulares al grupo de referencia que modelan el comportamiento de sus integrantes y diferencian y caracterizan a la cultura. Díaz Guerrero (1963) planteó que estas  normas y pautas de conducta sociales y culturales son parte de un sistema de PHSC’s, mismas que cumplen la función de regular los sentimientos, ideas, jerarquización y tono de las relaciones interpersonales, así como los tipos de papeles sociales a realizar; en otras palabras, los  ¿qué? ¿dónde?, ¿cuándo?¿con quién? y ¿por qué? de la conducta en un grupo en particular. Así, investigaciones realizadas en la cultura mexicana, permitieron a Díaz Guerrero (1994) afirmar que dichas PHSC’s corresponden al lenguaje natural de las personas en un grupo determinando e implican el grado de alianza a las creencias y las costumbres que han sido heredadas de generación en generación, también llamado tradicionalismo (Díaz Guerrero, 1994; como se citó en Díaz Guerrero, 2003).

Cabe señalar que las PHSC’s no sólo predicen las conductas aceptables, sino que también permean las expectativas y evaluaciones en torno a las relaciones humanas. Asimismo, la definición y establecimiento de estructuras como el matrimonio, el noviazgo o la infidelidad, se desprenden directamente de la conceptualización y premisas de una socio-cultura (Díaz Guerrero, 2003).

Las PHSC’s han mostrado (Díaz Guerrero, 1994; 2003) ser una herramienta útil para el estudio de valores, normas y creencias en los mexicanos, así mismo, se han mantenido vigentes al pasar de los años, aunque su grado de aceptación ha cambiado en muchas de ellas, su sensibilidad para discriminar a las personas (Díaz Guerrero, 2003; Flores Galaz, Cortés Ayala, Góngora Coronado, & Reyes Lagunes, 2002; García & Reyes, 2003).

Es importante mencionar que las relaciones difieren en sus contribuciones específicas al desarrollo individual, por ejemplo, la familia es el contexto en el cual se adquieren valores, expectativas y pautas de conducta, dirige las pautas que dan funcionamiento a sus miembros y genera un sentido de pertenencia (Minuchin & Fishman, 1981). De esta manera la familia  funge como la principal trasmisora de cultura respecto a un sinnúmero de aspectos de la vida cotidiana, entre ellos, la enseñanza de lo que son, cómo funcionan, por qué son importantes y qué papeles desempeñan hombres y mujeres en las relaciones de pareja, románticas o diádicas. Este tipo de relaciones, consideradas como una de las más significativas (Martínez Pérez, 2009) proporcionan un escenario revelador para el desarrollo socio-afectivo, la maduración de la intimidad, afiliación, sexualidad, identidad y autonomía de los individuos (Furman, 2002). Esto es posible dado la alta dedicación de tiempo tanto para su creación como para su mantenimiento, contrario a  las relaciones familiares que a pesar de ser duraderas, sus participantes tienden a no detenerse en los detalles de los procesos de relación (Collins & Repinski, 1994).

Díaz Loving (1990) define a la pareja como una institución social, que se basa en un sistema de normas de conducta, determinadas por la cultura. Por su parte, Maureira Cid (2011) la ve como una dinámica relacional humana dada por diferentes parámetros que dependen de la sociedad en la que surja, lo que amerita conocer el contexto cultural en donde ambos individuos han sido formados y donde se desenvuelven. En congruencia a lo anterior, Díaz Loving y Sánchez Aragón (1998) identificaron las PHSC’s de la pareja, mismas que revelan las creencias y valores en torno al desarrollo, mantenimiento y disolución de la relación. De entre éstas, el factor de compromiso–mantenimiento hace referencia al acuerdo –entre los miembros de la diada- de continuar con una relación a largo plazo, decisión sustentada en al amor, funcionalidad y responsabilidad (Díaz Loving, 1996), es decir, de permanecer a través del tiempo, con base en la idea de que es justamente el vínculo y lo que trae consigo una gran fuente de bienestar (Sánchez Aragón, 2000; 2009).

La permanencia ha sido definida como constancia, perseverancia, duración en el tiempo y espacio, firmeza, estabilidad e inmutabilidad (DRAE, 2012). Así mismo, el término se ha usado para designar el mantenimiento de determinados elementos a través del tiempo, considerándola una cualidad aplicable a una persona, a un fenómeno, o a un objeto; por lo que depende del sujeto u objeto al que se haga referencia y de los parámetros considerados normales para éste (Harré & Lamb, 1992). En el contexto de las relaciones personales, la permanencia se refiere al compromiso mutuo, la conexión con otra persona, en donde se valora la relación como una fuente duradera de amor, atención, apoyo, confianza, pertenencia e intimidad (Samuels, 2008), específicamente dentro de las relaciones de pareja es el estado en el cual dos personas involucradas se ven así mismas como una unidad y conservan la decisión de mantenerse juntos a través del tiempo mediante conductas, emociones y procesos cognoscitivos que son permeados por la cultura (Vidal  González, 2013).

Para el estudio de la permanencia relacional Vidal González (2013) identifica dos dimensiones principales:  1) aquella que alude a ésta como una obligación social que no permite al individuo salir de la relación aun cuando la evaluación que haga de la calidad de su relación no le resulte satisfactoria (Johnson, Caughlin, & Houston, 1999) y 2) a partir de la evaluación de su relación (Levinger, 1979, Johnson & Rusbult, 1989; Rusbult, 1983), la persona es capaz de identificar los elementos que le benefician y aquellos que no le resultan agradables, y el resultado de la interacción de estos dos elementos lo conduce a decidir  permanecer o no (Vidal González, 2013). Sin embargo, por otro lado las personas también deciden mantenerse en la relación por la premisa inicial del amor que siente por su pareja o por los beneficios que obtiene de la relación, que van desde aspectos económico-materiales, sociales, las necesidades elementales de cuidado, pasión, cariño y bienestar (Sánchez Aragón, 2009; 2016).

Es importante señalar que ligado al concepto de permanencia relacional se  encuentran el de estabilidad y mantenimiento.  La estabilidad debido a que refleja la consistencia entre las creencias y expectativas relacionales a través del tiempo (Lavner, Karney, & Bradbury, 2014; Retana Franco & Sánchez Aragón, 2006), mientras que el mantenimiento son las acciones y cogniciones que las personas llevan a cabo para mantener la estabilidad y el buen funcionamiento de la relación y así permanecer juntos  a través del curso de la relación (Agnew & VanderDrift, 2014).  En conclusión, el compromiso puede considerarse como el indicador palpable de la permanencia relacional, así mismo está determinado por su consistencia a través del tiempo (estabilidad) y por las acciones que lo fomenten (mantenimiento).

Debido a la importancia del constructo de permanencia en las relaciones de pareja gran parte de la investigación se ha centrado en los factores relacionados con el mantenimiento (Weigel, Lalasz, & Weiser, 2016; Dainton, 2017) y la disolución de una relación (Agnew & VanderDrift, 2014; Fox, Osborn, & Warber, 2014) reflejando la importancia de la comprensión de por qué las relaciones persisten frente a las fallas. Este interés está bien sustentado, ya que se ha encontrado que las cogniciones y comportamientos de mantenimiento de la relación  se asocian con numerosos resultados positivos para los individuos, mientras que la disolución de la relación, con resultados negativos, por ejemplo, experimentar emociones negativas, disminución de la salud física y la presencia de comportamientos autodestructivos (Rhoades, Kamp Dush, Atkins, Stanley, & Markman, 2011; Sbarra & Ferrer, 2006).

En 2003 Previti y Amato, presentaron datos de un estudio longitudinal de 17 años, acerca de la permanencia en el matrimonio, los 2034 participantes estadounidenses consideraron como recompensas de la relación a: amor, respeto, confianza, comunicación, compartir un pasado, amistad, felicidad, compatibilidad, seguridad emocional, compromiso con la pareja y sexo; y como barreras a: hijos, religión, finanzas, compromiso con la institución del matrimonio, interdependencia en los roles maritales (tradiciones, división de labores). Los resultados de su investigación señalaron que las personas que reportaron más barreras estaban más insatisfechas con su relación y eran más propensas a pensar en divorciarse; las que sólo reportaron barreras versus las personas que sólo reportaron recompensas, tuvieron más probabilidad de divorciarse.

Canary y Dainton (2006) señalan que el contexto tiene un fuerte impacto en cómo y por qué se mantiene una relación, en un estudio que llevaron a cabo, al comparar muestras de parejas coreanas y norteamericanas, las primeras dieron mayor importancia a las reglas de mantenimiento que se presentan en su cultura que las conductas de mantenimiento que desarrollan al interior de la relación.

En México, un estudio realizado por Valdez Medina, González Arratia y Sánchez (2005), se les presentó a una muestra de 250 personas solteras mexicanas un cuestionario abierto en las que se les preguntaba cuáles eran las razones para permanecer en una relación romántica, las respuestas analizadas en función del modelo de Levinger mostraron que para los hombres el sexo y el amor son las principales recompensas, mientras que para las mujeres el cariño y la comunicación. Con respecto a las barreras, los hombres mencionaron al sexo, miedo a la soledad y bienes compartidos; las mujeres la dependencia económica, los hijos, temor al sufrimiento y al “qué dirán”.

Recientemente Valdez Medina, González Arratia, Torres y Rocha (2011) realizaron un estudio exploratorio con 75 parejas de la Ciudad de México con el fin de identificar las razones para permanecer con su pareja. Los hallazgos reportaron que el  compromiso, la familia y el trabajo son las causas principales para quedarse con su pareja. En cuanto a las diferencias sexuales, los hombres mencionaron a la atracción física, estabilidad, protección y apoyo de su pareja como estrategias de mantenimiento; mientras que las mujeres señalaron al afecto, compañerismo, buen trato, pertenencia a una familia, costumbre, conformismo y la religión.

Por su parte, Vidal González (2013) al evaluar la percepción global de los factores que determinan la decisión de permanecer con una pareja encontró que las personas permanecían con sus relaciones por aspectos que les impedían salir (familia, tiempo y dinero invertido), aunque también por cuestiones positivas y de interacción (ver a la pareja como complemento y como una persona con quien se tiene intimidad y hacia quién hay atracción física y sexual).

No obstante los resultados de los estudios precedentes respecto a las razones de permanencia en la relación de pareja, se ha dejado a un lado el papel que juega la socio-cultura (PHSC’s) en el deseo de quedarse en dicha relación. Por ello, se tuvieron por propósitos: 1) Explorar las creencias, normas y valores respecto a la permanencia en la relación de pareja (Estudio Exploratorio) y 2) Diseñar y validar una medida que evalúe las PHSC’s acuñadas por la socio-cultura mexicana al respecto al mismo rubro (Estudio de Validación).

 

MÉTODO

Participantes

Para el Estudio Exploratorio se trabajó con una muestra no probabilística accidental y por cuota (Kerlinger & Lee, 2002) de 100 adolescentes con edades entre 12 y 15 años (M= 13, DS= 1.4) con escolaridad de secundaria y 100 adultos con edades  entre 40 y 67 años (M=58, DS= 9.57) con escolaridad máxima de secundaria y que al momento de la aplicación los adultos  reportaron tener una relación romántica (50% hombres y 50% mujeres) I

El Estudio de Validación, requirió de una muestra no probabilística accidental y por cuota (Kerlinger & Lee, 2002)  de 334 adultos que se encontraban en una relación de pareja heterosexual y que cohabitaban con su pareja (mínimo 3 años) el 50% de todos los participantes fueron hombres y el 50% mujeres, con una moda de escolaridad de bachillerato, edades de entre 22 y 58 años (M=29.8; DE=8.93) y con un tiempo de relación que iba de 3-42 años (M=13.12; DE= 9.07).

Instrumentos

Para el Estudio Exploratorio, se aplicó un cuestionario de cinco preguntas abiertas donde se les preguntó a las personas (adolescentes y adultos): ¿Por qué crees que debemos permanecer en una relación de pareja?, ¿Por qué crees que NO debemos permanecer en una relación de pareja?, ¿Qué debemos sentir para permanecer con nuestra pareja?, ¿Qué debemos pensar para permanecer con nuestra pareja? y ¿Qué debemos hacer para permanecer con nuestra pareja?

Con base en las respuestas dadas al cuestionario abierto antes mencionado, se realizaron una serie de 60 reactivos que dieron pie a la Escala de Premisas Histórico-Socio-Culturales de la Permanencia Relacional (EPHSC’sPR), separando las ideas compuestas y conservando en la medida de lo posible el significado dado por los participantes. Cabe señalar que los reactivos diseñados correspondieron en igual número con las dimensiones: emocional, cognitiva y conductual que las personas asociaron al concepto de permanencia con la pareja. El formato de respuesta fue de tipo Likert de cinco puntos (1 a 5) en grados de acuerdo (Estudio de Validación).

Procedimiento

La aplicación de los instrumentos se realizó de manera individual, en diversos lugares públicos y recreativos de la Ciudad de México. A cada participante se le mencionaron los propósitos de la investigación enfatizando los beneficios de la misma para la sociedad y la vida de las personas. Además, se les aseguró que los datos obtenidos se tratarían de forma anónima y confidencial, se les mencionó el tiempo aproximado de aplicación y se respondieron a sus dudas de forma honesta y más completa posible, asegurándoles su derecho de detener su participación en cualquier momento que ellos estimaran conveniente y con la opción de contactar al responsable de la investigación vía correo electrónico para aclarar cualquier duda relativa a los instrumentos (American Psychological Association, 2010).

Análisis de datos

Para examinar las respuestas que se dieron al cuestionario abierto se realizó un análisis de contenido de las respuestas de tipo temático (Krippendorff, 1990), es decir se agruparon las respuestas similares con las que se formaron categorías, y se contabilizaron en frecuencias (Estudio Exploratorio), estos resultados tuvieron una validación inter-jueces.

Posteriormente, con base en los resultados obtenidos en el Estudio Exploratorio, se diseñaron los reactivos que integrarían la escala. Y, para obtener una escala psicológica válida y confiable, se llevó a cabo el procedimiento psicométrico señalado por Nunnally y Bernstein (1994) y el de Reyes Lagunes y García y Barragán (2008), el cual, desarrolla una serie de análisis estadísticos que serán descrito con detalle en la sección de resultados del Estudio de Validación. Se usó el Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales (IBM SPSS), versión 19 (Estudio de Validación).

 

RESULTADOS

Estudio Exploratorio

Con el fin de conocer las creencias y valores (PHSC’s) sobresalientes en torno a la permanencia en la relación de pareja, se llevó a cabo un análisis de contenido del cual se obtuvieron  una serie de respuestas que dieron pie a la creación de categorías para cada una de las preguntas del cuestionario abierto. Los resultados se presentan conforme al orden de presentación de las preguntas dentro del cuestionario.

Con respecto a la primera pregunta ¿Por qué crees que debemos permanecer en una relación de pareja?, las categorías que se encontraron en los cuatro grupos (adolescentes hombres, adolescentes mujeres, adultos hombres y adultos mujeres) fueron: por Amor, en donde los adolescentes reportaron mayor frecuencia; porque mi pareja me brinda seguridad,  categoría identificada principalmente en los adultos y con mayor frecuencia en los hombres;  por Cuestiones morales, Porque es lo natural, y Por obligación con frecuencias más altas en los grupos de los adultos.  Las categorías de Sentir pasión por la pareja y Porque mi pareja me es significativa, se identificaron únicamente en los adolescentes y los hombres adultos, mientras que únicamente las mujeres y hombres adultos mencionaron que se debe permanecer Por el tiempo que han pasado juntos (ver la tabla 1).

 

Nota: Se incluyeron sólo las categorías en las que coincidieron al menos dos de los grupos (adultos hombres y mujeres, adolescentes hombres y mujeres). M = Mujer, H = Hombre, f = frecuencia

 

Con relación a la segunda pregunta: ¿Por qué crees que NO debemos permanecer en una relación de pareja? en mayor medida las mujeres adultas y adolescentes identificaron que no se debe permanecer con la pareja Cuando la relación es destructiva, seguida de Desamor, categoría que se presentó en los cuatro grupos con frecuencias similares, así como Infidelidad, seguida de Interferencia de la pareja, categoría que fue reportada con mayor frecuencia en los grupos de adultos. Finalmente se identificaron únicamente en los grupos de adultos que las mujeres creen con mayor frecuencia que no deben permanecer con su pareja cuando se han Alejado de ésta, mientras que los hombres dijeron que Cuando la relación es rutinaria (ver tabla 2).

 

 

Referente a la pregunta tres ¿Qué debemos sentir para permanecer con nuestra pareja? tanto adolescente como adultos –con frecuencias más altas en mujeres- mencionaron que principalmente se debe sentir Amor y que la pareja nos Complementa, seguido de Pasión, con una mayor presencia en el sexo masculino de la muestra, Bienestar con la relación, Felicidad y Seguridad, categorías mencionadas principalmente por los adultos; finalmente se presentaron dos categorías exclusivas de los adultos y con mayor frecuencia mencionada por los hombres, Respeto y Costumbre (ver tabla 3).

 

 

En cuanto a la cuarta pregunta ¿Qué debemos pensar para permanecer con nuestra pareja?, se identificaron cuatro categorías en todos los grupos, con mayor frecuencia las mujeres mencionaron que se debe pensar para permanecer juntos en que Se aman, en Respetar a la pareja, y en que se Está bien con él/ella, mientras que los hombres mencionaron con mayor frecuencia que la razón es que Confían en su pareja. Finalmente, se encontró  una categoría única en los adultos Pensar en que tienen un compromiso (ver tabla 4).

 

 

Para la última pregunta ¿Qué debemos hacer para permanecer con nuestra pareja? los cuatro grupos identificaron –con una frecuencia más alta en las mujeres adolescentes y adultas- que principalmente se debe Amar a la pareja, Procurarse y Buscar armonía en la relación, seguido de Ser fieles, Comunicarse y Respaldar la relación. Únicamente las mujeres adolescentes y adultas mencionaron que lo que deben hacer es Cuidar la relación y los hombres Ser galantes con su pareja (ver tabla 5).

 

 

Estudio de Validación

Como ya se mencionó a partir de las respuestas obtenidas, se diseñaron 60 reactivos  para la construcción de la EPHSC’sPR. Para la validación de la escala, como primer paso, se realizó un análisis de frecuencias para cada uno de los reactivos, tomando en cuenta media, desviación estándar y sesgo con la finalidad de: 1) descartar los errores de captura y que todas las opciones de respuesta  fueran atractivas, 2) conocer el tipo de distribución predominante, se observaron curvas normales. Después, se generó una nueva variable  relacionada al resultado de la suma de las puntuaciones de cada uno de los reactivos de la escala, para posteriormente obtener los valores del percentil 25 y 75 (de esta variable) mediante un análisis de frecuencia. Posteriormente para evaluar la capacidad de discriminación de cada reactivo por comparación de grupos extremos se corrió una t de Student para muestras independientes, de este paso se eliminaron los que no cumplían con el requisito (p<05), discriminaron únicamente 48 de los 60 reactivos originales. A los 48 reactivos, se les realizó un análisis de direccionalidad por medio de tablas cruzadas con los grupos extremos, en donde los reactivos no requirieron recodificación.

Para obtener la validez de constructo del instrumento  se utilizó un análisis factorial de componentes principales. Se verificaron las correlaciones de cada reactivo a través de un análisis de correlación de Pearson (por tratarse de ítems de nivel de medición intervalar y por presumirse que se encuentran distribuidos en una curva normal) para determinar el tipo de rotación a utilizar, observando el análisis de correlación entre reactivos con predominancia moderada se decidió realizar un análisis factorial  exploratorio con el método de máxima verosimilitud con rotación ortogonal (Varimax Kaiser). Se obtuvo una estructura factorial compuesta por 32 reactivos agrupados en cinco factores con valores superiores a uno que explicaron en conjunto el 69.88% de la varianza total. Se evaluó que la matriz de correlaciones de la que parte el análisis fuera correcta mediante la medida de adecuación muestral Kaiser, Meyer y Olkin de 0.843 y prueba de esfericidad de Bartlett (χ2= 4928.586, gl=136, p=.000) y se concluyó que es adecuada.

Se realizó la prueba Alfa de Cronbach con los 32 reactivos finales, con el fin de conocer la consistencia interna de la prueba en su totalidad, resultando un Alfa total de .81 y la confiabilidad para cada factor oscilo entre .73 y .92 tal como se muestran los factores en la  tabla 6.

 

 

DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos en el Estudio Exploratorio señalan que ante la pregunta ¿Por qué crees que debemos permanecer en una relación de pareja? hombres y mujeres compartieron las siguientes categorías: amor, porque mi pareja me brinda seguridad, cuestiones morales porque es lo natural y obligación, representan las dos perspectivas iniciales del estudio de la permanencia relacional: la obligación social y el amor.

Las categorías de cuestiones morales, porque es lo natural y obligación, reflejan, en un principio los valores, normas y creencias que dicta la sociedad mexicana para el establecimiento de las relaciones cercanas. Estas categorías buscan “cumplir” con lo establecido, alejándose del ideal de estar con la pareja por amor y corresponden positivamente con las premisas específicas de las culturas colectivistas (Díaz Loving, 2005; Dion & Dion, 1993; Hatfield & Rapson, 1996). Así mismo son dimensiones similares al factor de Compromiso- Mantenimiento del Inventario de Premisas Histórico-Socio-Culturales de la Pareja (Díaz Loving & Sánchez Aragón, 1998), al reflejar principalmente las responsabilidades (como núcleo del compromiso) que implica la vida cotidiana en la pareja y el acuerdo de continuar con la relación a largo plazo.  Por lo que podrían considerarse desde la perspectiva de Levinger (1979) como barreras que impiden que algún miembro abandone la relación. Respecto a la categoría amor, ésta refleja el interés y anhelo significativo por la otra persona, representa la forma más básica de vinculación humana que implica deseo y entrega (Díaz Loving, 1996). Así mismo, algunos autores han afirmado que el amor es el núcleo del romance y se ve complementado por emociones, con el agrado de convivir todo el tiempo con la persona lo que evoca felicidad, atracción, confianza y seguridad en la relación (Armenta Hurtarte, Sánchez Aragón y Díaz Loving, 2014; Díaz Loving, 1999; Sánchez Aragón y Retana Franco, 2006). También, desde el enfoque del Modelo de Cohesión (Levinger, 1979), el amor se relaciona con fuerzas de atracción positiva que fomentan la continuidad de la relación de pareja.

En el caso de los hombres las categorías identificadas sólo en ellos fueron: pasiónporque su pareja le es significativa, mismas que vistas desde la perspectiva de las Teorías del Refuerzo, remarcan las atracciones, las recompensas, las satisfacciones o los refuerzos que obtienen de la relación, es decir aquello percibido como un beneficio y que fomentan la satisfacción con la relación (Maner, Gailliot, & Miller, 2009), así mismo se ha observado, en estudios anteriores, que para el sexo masculino la satisfacción con su pareja, el interés y la pasión que despiertan su pareja, son fuertes predictores para la permanencia relacional (Holden et al., 2014). Las mujeres, sin embargo, mencionaron que se debe permanecer para para ser plenas, esta dimensión esta matizada por el ideal cultural de la relación de pareja, en la que la que se considera que cada individuo necesita a "su media naranja" para complementarse y/o realizarse a través del establecimiento de una familia propia, especialmente esta premisa tiene un importante peso cultural para las mujeres, en las que el paradigma de la maternidad es visto como el ideal de realización personal (Díaz Guerrero, 2003). Tanto las dimensiones -individuales- de hombres y de mujeres, para la permanencia con la relación -vistas desde la Teoría de la Interdependencia- indican la "necesidad" que tiene un individuo de una relación o la medida en la que depende de ella para obtener las consecuencias deseadas (Le & Agnew, 2003) y la mutualidad de la dependencia que describe el grado en el cual dos individuos son igualmente dependientes del otro para obtener las recompensas deseadas (Rusbult & Buunk, 1993).

Para la pregunta  ¿Por qué crees que NO debemos permanecer en una relación de pareja? Tanto hombres como mujeres contestaron: desamor, cuando la relación es destructiva, infidelidad, e interferencia de la pareja, estas categorías comunes, representarían -retomando el Modelo de Inversión (Rusbult, 1983)- dimensiones de insatisfacción resultantes de la baja inversión de ambos o alguno de los compañeros relacionales,  que pueden llevar a la disolución del vínculo (Agnew & VanderDrift, 2014). La categoría reportada únicamente por hombres y mujeres adultos: cuando nos hemos alejado, tiene que ver con la falta de intereses en común, lo que desde la perspectiva del Modelo de Inversión (Rusbult, 1983)  y el Modelo tripartita (Johnson et al., 199), corresponderían de forma negativa con el compromiso, ya que este constructo busca, entre otras cosas, establecer convenios y planes con el otro, a fin de continuar con la relación (Rusbult, Coolse, Kirchner, & Clarke, 2006). Las mujeres en cambio, mencionaron cuando la relación se vuele rutinaria es cuando deberían dejar la relación, que correspondería con la dimensión de compromiso moral, que busca mantener valores consistentes a través del tiempo sin importar la cantidad de beneficios que se estén percibiendo (Johnson et al., 1999). Así mismo esta categoría esta matizada por la cultura, ya que la relación de pareja para el rol tradicional femenino representaría una fuente de seguridad (Díaz Guerrero, 2003).

En cuanto a la tercera pregunta ¿Qué debemos sentir para permanecer con nuestra pareja? los cuatro grupos mencionaron: amor, que nos complementamos, pasión, bienestar con la relación, felicidad y seguridad, estas dimensiones, reflejan las inversiones que tienen lugar en un vínculo romántico, es decir, sentimientos y recursos que buscan contribuir a la satisfacción y buen funcionamiento de la relación (Rusbult, 1983). En esta pregunta sólo los adultos  mencionaron adicionalmente: respeto  y  costumbre, el primero corresponde a elementos que culturalmente son relevantes para el sexo femenino al representar aceptación y cuidado por su pareja (Moral de la Rubia & López Rosales, 2013). La costumbre o rutina, en cambio puede representar un indicador de que las inversiones que se han hecho a la relación son irrecuperables, en este caso las mujeres pueden percibir una mayor inversión de su parte debido a los hijos, la historia y el tiempo compartidos, así como los recursos emocionales invertidos –que culturalmente son mucho más constantes e intensos en el sexo femenino-, por lo que puede presentarse una mayor resistencia a dejar la relación incluso si esta fuera insatisfactoria (Rusbult et al., 2006).

Para la cuarta pregunta ¿Qué debemos pensar para permanecer con nuestra pareja?, se identificaron cuatro categorías tanto para adolescente como adultos: que nos amamos, respetar a mi pareja, que estamos bien con la pareja, y que confío en mi pareja, las categorías anteriores reflejan el anhelo y deseo por tener una relación positiva, como una forma de asegurar el éxito de la relación (Retana Franco & Sánchez Aragón, 2006; Sánchez Aragón, 2009), siguiendo esta línea de pensamiento estas dimensiones también se asocian con el constructo de estabilidad, que está estrechamente relacionado con el de permanencia, ya que hace referencia a la congruencia de las expectativas de la pareja con lo que se vive  en  la relación (Swann & Giuliano, 1987; Vannier & O’Sullivan, 2017). Adicionalmente, los adultos mencionaron que se debe pensar en que se tiene un compromiso, esta dimensión esta matizada por características ligadas al rol de género culturalmente aceptado. Así el hombre es en general más instrumental, es decir expresa características ligadas a la competitividad, la responsabilidad y la orientación al logro, mientras que a la mujer se le vinculan con la expresión de afectos y el cuidado de otros (Riquelme, Rivera Aragón, & Díaz Loving, 2014).

Respecto a la última pregunta ¿Qué debemos hacer para permanecer con nuestra pareja?  las respuestas de los participantes coincidieron en cinco categorías: amar a nuestra pareja, procurarnos, ser fieles, comunicarnos y respaldar la relación, que reflejan conductas de mantenimiento, que forman parte de la permanencia relación debido a que son una serie de mecanismos por medio de los cuales los individuos comprometidos mantienen sus relaciones a largo plazo (Sánchez Aragón, 2009). Así mismo, los hombres mencionaron también ser galantes mientras que mujeres cuidar de la relación, sus repuestas corresponden positivamente –como en las preguntas anteriores- con el rol de género.

De manera general se puede observar que en cuanto a las premisas por las que se debe permanecer en una relación, los hombres tienen una mayor frecuencia en categorías con matices tradicionales: integridad, porque es natural, por obligación, que las mujeres; referente a lo que se debe sentir, pensar y hacer para permanecer, las respuestas de los hombres también sobresalen –en mayor frecuencia- comportamientos culturalmente muy marcados como lo son el ser galante, respetar, proteger o procurar a la pareja, estas respuestas  se asemejan al constructo de machismo que señaló Díaz Guerrero (2003) el cual se ha considerado como un mandato de la sociocultura mexicana.

Con respecto a las mujeres, se observó una mayor frecuencia en las categorías referentes al amor en las que se alude a la necesidad de amar y ser amado por una pareja romántica, valorar a la pareja, cuidar la relación, felicidad, lo que corresponde con la literatura que señala que son emocionalmente más expresivas que los varones, tienen una mayor comprensión de las emociones y suelen mostrar una mayor habilidad en competencias interpersonales como la empatía (Argyle, 1990; Hess, Senécal, Kirouac, Herrera, Philippot, & Kleck, 2000). Además coincide con el rol tradicional femenino caracterizado ante todo por estar centrado en el ámbito privado y por el interés y cuidado de las relaciones íntimas, se puede observar a la feminidad como característica de personalidad que incluye aspectos como la afectuosidad, la lealtad, la sensibilidad a las necesidades ajenas, la capacidad de comprensión (Lippa, 2001; Pérez Blasco & Serra Desfilis, 1997).

El que se compartieran categorías entre los sexos refleja las reglas de comportamiento tradicionales que indica que el seno familiar es un “sagrado” y por lo tanto debe conservarse aunque sobrepase los intereses personales (Yela, 2000).  Así mismo las categorías similares referentes a ser leales, respetar, no se debe estar sin pareja, bienestar con la relación, estar bien con la pareja, entre otras, refleja que a pesar del paso del tiempo, la sobreposición de la familia ante todo y en este caso de la pareja como institución central, no se ha visto alterada significativamente, ya que las personas siguen considerando que la lealtad, bienestar, respeto, son premisas inapelables, por lo que la pareja deberá permanecer con el fin de mantener vigente esta norma cultural (Díaz  Guerrero, 2003; Vidal González, 2013). Por otra parte, las categorías compartidas de amor, felicidad, pasión, complementariedad, seguridad, compromiso; de acuerdo con el modelo de inversión de Rusbult (1983) la permanencia se da porque la persona percibe que no existe otra fuente que le pueda proveer de estos beneficios, así mismo con la presencia de confianza, entendimiento  y comunicación se fomenta la intimidad entre los miembros, por lo que la percepción de una inversión mayor en la relación puede frenar el atractivo de las alternativas.  Cabe destacar que estas categorías -amor, compromiso, intimidad pasión- también coinciden desde la perspectiva de pareja romántica, en donde el amor –como variable de mantenimiento- no es considerado un concepto unitario, sino una mezcla de biología y cultura que se funda en estos pilares (Sternberg, 1997; Sánchez Aragón, 2016), así mismo se señala que una relación debe poseer los cuatro elementos, sin embargo, es posible establecer relaciones basadas en solo alguno o mezclas de estos.

En lo tocante al Estudio de Validación, se obtuvo una medida válida en su construcción y contenido y confiable sobre Escala de Premisas Histórico-Socio-Culturales de la Permanencia Relacional (EPHSC’sPR), ya que las dimensiones obtenidas se asocian a las características principales del concepto de acuerdo al estudio exploratorio previo y a  diferentes autores (Díaz Loving & Sánchez Aragón, 1998;  Vidal  González, 2013); asimismo, los coeficientes de confiabilidad oscilaron entre .73 y.92 mostrando consistencia en su contenido. Así, los factores obtenidos quedaron definidos de la siguiente manera:

El primer factor denominado Relación Ideal, hace referencia a las acciones y pensamientos que demuestran interés y correspondencia, así como compromiso, reforzadores positivos tanto individuales como sociales que fomentan los lazos relacionales y en este caso el permanecer a través del tiempo (Le & Agnew, 2003; Sánchez Aragón, 2009). Esta dimensión refleja desde las teorías del refuerzo las recompensas - al ser un intercambio de recursos-, y desde la teoría de campo las atracciones, que promueven la cohesión entre los miembros de la pareja, reduciendo las alternativas atractivas ajenas a la relación de pareja y fomentando la decisión de quedarse.

El segundo factor llamado Tradición, contiene las normas y pensamientos más tradicionales que propician el permanecer en la relación. Este factor, muestra que lo más importante es la imagen positiva que la relación debe tener para la familia (los hijos), representando unión, una base social y presentándose como un acuerdo inviolable, al ser sagrada. Así la decisión de permanecer en la relación va más allá del amor, y se relaciona con la funcionalidad y responsabilidad social (Díaz Loving, 1996). Así mismo, es importante señalar que este elemento cumple con la función de barrera y es también un reflejo directo del compromiso moral, que evita la salida de alguno de los miembros de la díada y por lo tanto la disolución de la relación (Agnew & VanderDrift, 2014),  pues ante cualquier factor interno o externo, se encuentra el pensamiento de ser responsable, es decir, cumplir con la obligación del compromiso establecido debido a la presión social.

El tercer factor denominado Lealtad, engloba las acciones relacionadas con el afecto, la fidelidad, el bienestar y la valoración del compañero relacional a través del tiempo. Estos componentes son acciones que representan los beneficios de una pareja romántica, lo que permitirá a los individuos involucrados cambiar o reestructurar su relación ante los eventos vitales y evitar la búsqueda de alternativas (Hoffman, Agnew, Lehmiller, & Duncan, 2009).

El factor de Interacción satisfactoria, contiene aspectos de convivencia y sentimientos positivos como la intimidad, la confianza y la felicidad, estas acciones encaminadas al mantenimiento óptimo de la relación, también juegan un papel sobre la estabilidad, ya que  ayudan a continuar con la relación a pesar de amenazas tales como la incertidumbre relacional e insatisfacción (Sánchez  Aragón, 2009; Sánchez Aragón & Díaz Loving, 2015). También reflejaría que las inversiones de alguno de los miembros de la pareja son equitativas respecto a las recompensas obtenidas, en este caso, satisfacción con la relación.

El último factor Coincidir, refleja el ajuste entre los miembros de la relación, el estar de acuerdo, así mismo coincide con la premisa inicial de la permanencia en la relación que sobrepasa inclusive frente a las fallas e inconvenientes que representen la relación de pareja, como las peleas o desacuerdos (Canary & Dainton, 2006; Gaines & Agnew, 2003).

Como se puede observar, las categorías y factores vertidos en el Estudio Exploratorio y posteriormente en el de Validación, coinciden con los fundamentos de las diferentes perspectivas teóricas y de investigación de la permanencia relacional al englobar aspectos culturales -socio-cultura mexicana- y de interacción entre sus miembros -de orden psicológico individual y social-, lo cuales, favorecen al vínculo en cuestión. Así, la obtención de esta escala resulta en una contribución metodológica capaz de identificar las creencias y valores propios de los mexicanos respecto a la permanencia en una relación de pareja, aplicable tanto a contextos de investigación como de diagnóstico clínico.

Sin embargo, se recomienda realizar estudios futuros que corroboren la validez de esta escala, utilizando para ello, criterios externos al utilizarla en otras investigaciones, análisis factorial confirmatorio, o bien, la participación de una muestra aleatoria o representativa, de forma tal que estos hallazgos puedan ser generalizables. Además, sería interesante comparar culturalmente el fenómeno de la permanencia así como extender su estudio a personas con relaciones de pareja homosexuales.

 

FINANCIAMIENTO

Esta investigación está subvencionada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en su programa de becas nacionales.

 

CONFLICTO DE INTERÉS

Las autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses.

 

NOTAS AL PIE DE PÁGINA

I Las muestras en cuestión fueron seleccionadas a partir del estudio de Díaz Guerrero (2003), quien descubrió que las personas con menos escolaridad (máxima de secundaria) y en poblaciones con mayor edad existe una mayor adherencia a lo que la cultura dicta como propio de su grupo. Aunado a lo anterior y considerando a la secundaria el nivel de escolaridad promedio de la población mexicana (INEGI, 2015), se trabajó con este tipo de participantes para muestrear más apropiadamente a los miembros de esta cultura.

 

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